Cistitis idiopática felina

Hablamos de cistitis idiopática felina cuando no encontramos una causa para los síntomas urinarios de vías inferiores. Los factores predisponentes de esta enfermedad son la obesidad, no tener acceso al exterior, padecer cristaluria o alimentarse solo a base de pienso seco, lo que promueve orinas muy concentradas y pocas micciones.

Aunque la causa de esta enfermedad no está definida, se cree que pueden haber anormalidades locales en la vejiga o alteraciones neuro-hormonales.

Hay estudios que relacionan bajas concentraciones de glicosaminoglicanos en la vejiga con el desarrollo de la enfermedad. Esta sustancia forma una barrera protectora en la vejiga que previene de la adherencia de cristales, bacterias, etc… Si esta barrera está interrumpida, la orina, que es irritante, entra en contacto con el endotelio vesical y uretral produciendo una inflamación neurogénica. Esta inflamación con afectación de los nervios produce una gran sensación dolorosa. A esta estimulación dolorosa tan intensa debemos añadir la liberación de histaminas en la zona, lo que producirá que la vejiga se contraiga en exceso.

Lo que sí parece estar claro es que la cistitis idiopática felina está muy ligada al estrés en los gatos y, especialmente, a gatos que estando bajo estrés tienen una respuesta inadecuada de la glándula adrenal. Por lo tanto, uno de los puntos claves para el control de esta enfermedad es el enriquecimiento ambiental del territorio del gato afectado.

En los casos en los que se produce la obstrucción urinaria por espasmo uretral, es común palpar una vejiga grande y dolorosa, y ver una excoriación en la zona genital. El resto de la exploración suele ser normal a menos que haya una uremia muy acusada que produzca alteraciones en el estado mental del gato.

La cistitis idiopática es un diagnóstico por exclusión, lo que quiere decir que hemos descartado las demás alternativas, y establecemos el diagnóstico de enfermedad inflamatorio de origen desconocido. Para un diagnóstico definitivo de esta enfermedad deberíamos hacer una uroendoscopia, pero es una técnica poco disponible aún.

Para manejar esta enfermedad en su estado obstructivo, a veces tenemos que comenzar liberando presion de la vejiga sacando orina por cistocentesis. En estas vejigas tan grandes, siempre hay riesgo de ruptura, así que debemos hacerla con una aguja lo menor posible, y no debemos hacerlo de manera repetitiva ya que traumatizaremos la vejiga y podemos generar daños graves. Una vez reducida la presión vesical podemos procedes a la cateterización vía uretral, y poder vaciarla y limpiarla completamente.

ESTOS PROCEDIMIENTOS SE HACEN SIEMPRE BAJO SEDACIÓN

Estos casos debemos tratarlos como urgencias ya que la uremia en estos animales está muy elevada. Debido a la obstrucción se produce una hiperpotasemia en estos pacientes, por lo que debemos prestar especial atención a la función cardiaca en todo momento, especialmente cuando está sedado para el sondaje uretral.

Para cateterizar al animal debemos sedarlo para evitar posibles traumas durante el procedimiento, y además debemos mantener una buena analgesia en todo momento.

Un suave masaje en el pene del gato puede ayudar a la cateterización si la causa de la obstrucción es un tapón uretral.

No debemos olvidar que, el cateter, al fin y al cabo, es un cuerpo extraño, así que no debemos tener sondado a un gato más de 24 horas. Abusar del tiempo de sondado produce más efectos secundarios que complican el caso, que beneficios. Dejar la sonda urinaria demasiado tiempo solo producirá una reacción inflamatoria intensa.

La orina obtenida mediante la cistocentesis debe ser analizada y cultivada en busca de una posible etiología de la enfermedad o complicación secundaria.

En estos pacientes es primordial hacer mediciones seriadas de sus valores de urea, creatinina y potasio, ya que debemos corregirlos lo antes posible.

La analgesia en estos pacientes es primordial, así como minimizar el estrés durante el periodo de hospitalización-